Y no pienso deciros si fue sueño o realidad...

domingo, 22 de febrero de 2009

Me llamaste y me dijiste que hacía mucho tiempo que no nos veíamos, que era un buen momento para un café. Bromeaste acerca de si el dulce que suelen poner junto a la taza de café debería ser chocolate o sexo. Te seguí la broma y dije que me ofrecía para sexo, y tú aceptaste, comentando a su vez que ibas a dejar que las cosas se te fueran de las manos.

Nos conocíamos desde hacía tiempo, habíamos hablado de miles de cosas, de experiencias. Habías resuelto casi todas mis dudas respecto al sexo, y yo iba con mucho miedo a verte. ¿Y si iba en serio lo del sexo? Tienes mucha más experiencia que yo. Mucha. Seguro que al final te daba la risa por mi torpeza... o peor, ¡te dejaba insatisfecha!

Finalmente quedamos. Tu chico estaba de viaje, y mi chica también. Madrid, 4millones de almas y tú y yo perdidos en una inmensidad de gente que nos daba anonimato, ayudado bastante por nuestros disfraces de carnaval. 'Iré disfrazada de anuncio -me díjiste- pero debajo llevaré la ropa de aquella foto, esa que viste accidentalmente'. Yo escogí el de piloto. No, no el de un piloto de avión cualquiera. Piloto de la IIGM: pantalón marrón clarito, camisa del mismo color, cazadora de cuero, gorro de piel y pañuelo de seda al cuello. Y tú efectivamente ibas de anuncio, ¡del anuncio de 'Busco a Jacks'! Entraste en el bar sabiendo que yo te imaginaba con la cremallera bajada y sin el mono, solo con la lencería de debajo.

Bebimos, bailamos, me calentabas. Nos sentamos, tú provocativa, 'ibas a lo que ibas', y yo con miedo, cortado, asustado. Tu chico y mi chica se conocían. Eramos todos del mismo grupo de amigos. Al final le eché valor y te pregunté si ir a un hotel sería una locura. 'Es lo que tiene nacer mujer, que estas cosas como somos tan zorronas, lo dominamos mucho mejor que los tios, que sois demasiado inocentes algunas veces... llevaba ya un buen rato esperando a que te decidieras a llevarme a un hotel... creí que no te decidirías en toda la noche'.

Camino al hotel aprovechabas cada semáforo para juguetear con mi oreja, o morder el cuello. Al entrar dentro me dió la risa, el recepcionista había sido amigo mío de pequeño, y sabía que ese hotel estaba en mi barrio, no me pidió ni el DNI, sonrió pícaramente y nos dió directamente una habitación con cama de matrimonio. Subimos a la habitación. Me empujaste contra la cama para sentarme, y te desnudaste, te quitabas la ropa provocando. Y cuando me tenias a mil me prohibiste tocarte. Más que pedir me ordenaste que abriera el agua de la ducha. Me desnudaste, se te veía experta quitando la ropa, desabrochando botones, cremalleras... Estando así, desnudo delante de ti, me sentía totalmente indefenso. Te quitaste la poca ropa que no te habías quidado ya antes: las medias -que no panties-. Fui al baño y viniste conmigo, nos metimos en la ducha. Ducha juntos, tu provocando y yo con prohibicion de tocar. Pero para tí no había prohibiciones y recogías el agua que corría por mi cuerpo con los dedos, suave, acariciando... después te acariciabas a ti misma. Solo podía mirar, no tocar.


Foto de Lila69



Acordamos que la prohibición de tocar cesaría cuando te quitases la toalla. Y la toalla cayó al suelo al sentarte tú en la cama.

Lo siguiente que recuerdo es una sucesión de caricias, manos que se pierden, una sonrisa tuya después de hacer de maestra enseñándome en un par de ocasiones la mejor forma de acariciar, la mejor forma de pasar la lengua por los rincones de tu piel, yo arriba, cosquillas para obligarme a ceder y cambiar de posición, y finalmente tú arriba, sentada, mirándome, controlando los movimientos, la profundidad de penetración la velocidad, la situación.


Read more...
?

Esta web se publica bajo una licencia Creative Commons. Los textos son originales. Algunas imágenes han sido obtenidas de internet. En otros casos realizadas por mi. Se retirará cualquier material gráfico si es solicitado por el autor.

  © Blogger template On The Road by Ourblogtemplates.com 2009

Back to TOP